Para Santiago Bello Paredes, presidente de la Red Hispanoamericana de Derechos Humanos Francisco de Vitoria y decano de la Facultad de Derecho de la Universidad de Burgos, la inteligencia artificial trae consigo más de un problema para los derechos humanos que el mundo académico debe alertar. Subraya que esta realidad debe ser tomada en cuenta hoy, porque “una inteligencia artificial descontrolada, significa el ocaso de los Derechos Humanos”.
De visita en Chile, el abogado se encargó de explicar su ponencia sobre los riesgos de este avance tecnológico en medio del III Congreso Hispanoamericano de Derechos Humanos 2024 que se llevó a cabo este lunes y martes en La Serena y que fue organizado por la Universidad del Alba y la Red Hispanoamericana de Derechos Humanos Francisco de Vitoria.
Santiago Bello, basó la exposición de la ceremonia inaugural de la actividad en su documento “La gobernanza de la IA: the machines can think” en el que plantea que el reto actual de los poderes públicos ante el avance de la tecnología IA “se deber centrar en determinar el alcance y los límites de su uso, en definitiva, su regulación jurídica, para que no alimente actuaciones contrarias a los estándares universales de los Derechos Humanos, ni suponga un desplazamiento del necesario control humano, ni pueda en ningún momento desplazar o suplantar indebidamente a la actividad racional de las personas”.
¿Cree que es posible que los alcances de la inteligencia artificial escapen del control humano?
Está evolucionando tanto y tan rápidamente que puede ser capaz de sustituir las actividades humanas en todo orden de la vida. Es posible que las personas puedan llegar a estar limitadas y condicionadas por las máquinas y pensar en eso es alarmante.
¿Ve posible que en un corto plazo la inteligencia artificial pueda operar con sentimientos?
No es descartable que pueda suceder. Dentro de los test para evaluar qué tan evolucionada está la inteligencia artificial el más exigente es ese tópico, que la inteligencia tenga sentimientos, ponga énfasis, y de pasar eso va a ser casi imposible saber si tratamos con una persona o con una inteligencia artificial, porque podrían haber mezclas, uniones entre cuerpo humano e inteligencia artificial. Y eso sería el caos. Sería positivo si entendemos y comprendemos que la sociedad humana va a ser conformada por personas físicas y bio máquinas, aunque suene a ciencia ficción, estamos cerca de lo que las películas nos muestran.
¿A qué derecho humano ha afectado hoy la inteligencia artificial?
El de la protección de datos. Las grandes operadoras de las tecnologías saben muchísimas cosas de nosotros y sus máquinas están todo el día haciéndonos perfiles de compras, de lo que hablamos, de lo que buscamos. No es casualidad que tengamos una conversación y luego veamos el teléfono móvil y nos aparece algo que mencionamos.
¿Qué tan lejos está la IA de utilizar el criterio o el sentido común?
Está mas cerca de lo que parece. El chat GPT ya es capaz de superar el Test de Turing que significaba que una decisión tomada por una máquina mostrada a un tercero que no sabe que eso lo hizo una máquina, piensa que eso lo hizo un humano. Hoy la IA está mucho más cerca de sustituir el racionamiento humano. Todo empezó cuando entre 2015 y 2020 las máquinas comenzaron a ganar partidas de ajedrez y muchos campeones perdían esos juegos.
¿De qué manera los gobiernos pueden resguardar los derechos humanos para que no se ven interrumpidos por avances de inteligencia artificial?
No podemos esperar a que la inteligencia artificial se regule sola, los poderes públicos tienen que empoderar a los ciudadanos, porque con esta tecnología siempre va a haber alguien que, por intereses económicos, la utilice sin responsabilidad y sin ética. Es una urgencia tomar medidas para controlar la inteligencia artificial.